Fichas
de Resumen.
Blanca
Janette Damián Enríquez.
Tendencias
Didácticas.
Profesor:
Elizabeth Rodríguez Hernández
2ºD Matutino.
TALLER III
ACTIVIDAD
INDIVIDUAL
Actividad
2
07 de Mayo de 2013.
La revolución Montessori en
la Educación
E.M. Standing Pág. 5-97
De María Montessori
Primera
parte
Los principios de Montessori
En el pasado
fuimos los opresores inconscientes de
esta nueva semilla que brota pura y cargada de energía. Y nos hemos impuesto a
ella sin reconocer las necesidades de su expansión espiritual. Así el niño ha
crecido casi totalmente oculto por este
gran egoísmo inconsciente del adulto. Nos es sumamente difícil aceptar la
declaración de que muy a menudo, es nuestro excesivo cuidado del niño el que
impide el ejercicio de sus propias
actividades, y por consiguiente la expansión de sus propias actividades y de su
propia personalidad.
Los principios
fundamentales del método Montessori.
Es la falta del
conocimiento directo de los principios
Montessori en acción lo que explica por qué personas doctas, incluidos algunos
pedagogos, la interpretaron de un amanera equivocada.
Fundamentos
biológicos del método
Montessori se
dio cuenta que ni la escuela maternal ordinaria ni el ambiente en el hogar se
habían creado para adecuarse a las necesidades del niño, ya si, si puede
emplearse la paradoja, ella creo un medio
ambiente natural para el niño. Más tarde
mientras otros hablaban de dar a los niños libertad en la educación ella se los
proporciono. Al mismo tiempo observo con un poder de observación sin igual,
estudio el comportamiento libre de los
niños en este nuevo medio ambiente y destaco su importancia. En efecto se
podría resumir el método Montessori diciendo que es un método basado en el
principio de libertad en un medio preparado.
El método
Montessori no es un sistema cerrado
El método
Montessori no es un sistema cerrado, descubierto de una vez y para siempre, con
el fin de ser aplicado rutinariamente. Sigue creciendo como algo vivo, creciendo en profundidad,
riqueza y variedad.
El principio
fundamental del método Montessori
El niño se
encuentra en un estado de transformación continua e intensa, tanto corporal
como mental, mientras que el adulto ha alcanzado la norma de la especie. Una
vez que nos situamos aquí la Doctora Montessori usaba a menudo la palabra
metamorfosis para describir la naturaleza de este desarrollo continuamente cambiante que
distingue al niño del adulto.
La metamorfosis
física del niño.
Tendemos más a
dirigir nuestra atención hacia las diversas etapas del desarrollo mental por
las que atraviesa el niño, sin embargo,
nunc deberíamos olvidar que este también experimenta una metamorfosis
corporal. De una manera bastante literal se trata de una metamorfosis, ya que
las proporciones del cuerpo de un niño recién nacido son diferentes a las de un
adulto. Esta transformación corporal, por la que tiene que atravesar el niño
antes de alcanzar pro porciones adultas aclara muchas de las costumbres de los
niños. Mientras tengamos en mente estas
transformaciones físicas, es aún más importante recordar constantemente esas
metamorfosis psíquicas que se suceden una e otra en el desarrollo mental del
niño.
No hay
posibilidad de división del trabajo en la actividad del niño
En la actividad
del niño no puede existir la tal
división, porque su actividad tiene un
fin interior., ya que se dirige a construir el hombre del futuro. “el niño ha
de hacer su propio trabajo o morir”. La autoeducación es un punto cardinal de
este método.
El centro y la
periferia
Tenemos estos
dos aspectos del trabajo del niño: 1) una actividad motora exterior en la
periferia de la personalidad y 2)
acompañándola, un proceso profundo
invisible y creador en el centro. Una vez que ha estimulado esta
actividad periférica, el guía puede y debe retirarse, seguro de saber que si
interfiere en esta etapa solo retrasara,
y no ayudara al desarrollo.
La enorme
actividad Espontanea del intelecto del niño
Hablando de
manera general podemos decir que el sistema se basa en la creencia de la
actividad espontanea del intelecto humano. La idea de Montessori es muy
diferente. Si los niños no muestran una disposición para trabajar
espontáneamente, entonces la falta no reside en el niño sino en la maestra y en
su modo de representar los temas. Si los niños están aburridos, desinteresados
o son incapaces de captar, se debe a que en el método de enseñanza existen
obstáculos que impiden que el intelecto del niño funcione como debiera.
El propósito de
los materiales didácticos: crear el orden
Al pequeño
explorador en la escuela Montessori no se le permite que vague sin rumbo, ahora
aquí, ahora allá juntando impresiones
inciertas e incoherentes de acuerdo con la fantasía o la
curiosidad. La verdadera sabiduría no
consiste en tener conocimiento de hechos aislados sino de sistemas ordenados de
hechos relacionados. No puede negarse que una parte del oficio de la educación
debería consistir en abastecer al niño con la información precisa. Pero esto
constituye solamente lo que podríamos llamar el material en bruto de la
cultura. Es la parte menos esencial. La educación real solo ocurre cuando el
intelecto se eleva por encima de la información que ha recibido y la domina.
Los meros hechos presentados son como limaduras de fierro que yacen
desordenadas sobre una hoja de papel. El intelecto es como un imán invisible
que está debajo y que mediante su poder apremiante resuelve y sintetiza el
material en bruto, in relación a experiencia en un sistema de pensamiento
organizado.
La revolución Montessori en
la Educación
E.M. Standing Pág. 141-175
De María Montessori
La clase de niños pequeños Montessori
El aislamiento del estimulo
Esto ha sido
posible al hacer que los diversos objetos en cada serie sean idénticos en todos
los aspectos salvo en esa cualidad partícula en la que la mente se está
concentrando. Siempre hay algo que
hacer, así como también oír, ver sentir etc. Esto es muy importante, ya que es
ese mismo movimiento el que ayuda a afianzar la atención del niño y lo capacita
para concentrarse por un tiempo prolongado en esa forma particular de orden que
está implícita en cada material. De aquí que a esa etapa en la vida del niño la
llamemos no simplemente una edad de intereses sensoriales sino de actividades
sensomotoras.
Movimientos ordenados
Cada uno de
estos ejercicios de la vida práctica tienen un propósito definido. Es más, las
diversas acciones que conducen a esos fines se hacen más claras por lo que
Montessori llama el análisis lógico del movimiento. Eso suela muy docto y
complicado pero en realidad es bastante simple, meramente, significa que el
maestro, al presentar la acción que hay que hacer la divide en sus partes,
componentes y al mismo tiempo destaca haciéndolo como un aparte va lógicamente
antes que la otra.
El nuevo tercer factor en la educación: el medio
ambiente preparado
Todas las cosas
en ese medio ambiente has sido construidas de tal manera que corresponde a la
estatura física, mental, social y espiritual de los niños no de los adultos.
Todos los materiales están a disposición de los niños. De hecho, no se permite
la entrada a este medio ambiente preparado a nada que no vaya a tener algún
uso, en algún momento en el desarrollo mental y social del niño.
Como trabajar el intelecto: un principio de orden
El intelecto es
el principio de orden en el desarrollo mental. Su esencia misma es crear el
orden y así lo hace buscando y uniendo de igual a igual e igual con desigual de
acuerdo con los principios de identidad u de contraste. La palabra misma
intelecto. Indica su modelo de acción ya que proviene del latín. Legere. O bien
podemos comparar el intelecto con una luz ante cuya presencia nos vemos
capacitados para discernir las distinciones donde todo era oscuridad y
confusión. En su mente todo tipo de ideas e imágenes sin conexión lógicas se
dan de empellones. La inteligencia inmadura del niño aun esta tan actica como
siempre tratando de extender los linderos de sus cosmos a causa de su caos
interno y externo, esforzándose constantemente por llevar cada vez más objetos,
hechos y experiencias al reino de la ley el orden. El trata de entender el
mundo que habita en un atarea ardua; sin embargo la mente del niño continua
intrépida a pesar de toda su aterradora perplejidad.
Aprendiendo mediante el descubrimiento
La cosas se han
dispuesto de tal modo que el aun podía adquirir una gran cantidad de
conocimiento espontáneamente y mediante el descubrimiento. Una y otra vez
sucede que al estar trabajando los niños calladamente con los materiales realizan
por si mismos descubrimientos súbitos, cuando esto sucede les proporciona un
indescriptible estremecimiento de alegría al niño de que s e trate. Estas
inspiraciones súbitas son lo que llamamos explosiones Montessori.
El principio del gancho
En su sistema
existe un tipo de gancho invisible o mental quevincula cada pieza de su
material educativo con algo que deberá seguir en una etapa posterior. Esta
relación orgánica entre los primeros materiales y un conocimiento más avanzado
en una etapa posterior es un ejemplo de este orden mental que está implícito en
el medio ambiente preparado. Es también otro de los rasgos que distingue los
materiales Montessori de los legados froebelianos.
El control de error
No hay
equivocación más común respecto al sistema Montessori que la idea de que en el
a los niños se les permite que hagan lo que deseen. Es bastante cierto que su
sistema está basado en la libertad. Pero el otorgarle libertad a un niño no es
lo mismo que abandonarlo a sus propios principios y antojos. El control de
error es un principio que prevalece en todas las elecciones de las actividades
del niño mientras esta en la escuela Montessori. Ella ha arreglado las cosas de
modo que el control de error se
encuentre en el material mismo y en el medio ambiente general.
La elevación espontanea de lo concreto a lo abstracto.
Es verdad que
una crítica que se hace comúnmente a l método Montessori, consiste en que va
demasiado legos en este sentido: que hace hincapié sobre manera en lo concreto.
Existe el peligro de que estar rodeado de tantos objetos tangibles y materiales
en la escuela el progreso intelectual del niño pueda retardarse. El intelecto
de un niño no es como un globo atado al sol nosotros los adultos deberíamos
aprender, por lo tanto, a acostumbrarnos a pensar en el niño no como eldisturbatore
si no como l´exploratore cuyo lema es: el mundo esta tan lleno de cosas que
seguramente todos seriamos felices como reye.
Desarrollo social en el método Montessori.
Una crítica que
abecés se dirige contra este método es que es demasiado individualista. No
puede negarse que el trabajo individual es la regla general y que la enseñanza
colectiva es excepción. La enseñanza colectiva como tal no contribuye en nada a
la vida social sino más bien al contrario. En el salón escolar ordinario las
tendencias a la expresión de los sentimientos sociales con mucha frecuencia son
cortadas. No se alienta a los niños a que hablen con sus vecinos, y menos aún a
que se muevan en el salón estableciendo nuevos contactos. La vida social no
cobra existencia a través de una mera yuxtaposición. Más bien se trata de un
grupo de individuos en asociación libre
en la que cada uno está consciente de su responsabilidad para con el
bienestar común.
La revolución Montessori en
la Educación
Dimitrios yaglis Pág. 45-92
De María Montessori
Los ejercicios sensoriales
en la educación intelectual
El clima y el
materia Montessoriano la pedagogíaMontessoriana siempre se ha apagado mucho al
clima, al ambiente escolar, para retomar el término de los traductores. La
importancia que Montessori le dio se debe a
que en el fundamenta toda su construcción pedagógica. Los medios
familiares y escolar están estrechamente
relacionados con el desarrollo del niño. Al proporcionarle cierta
libertad. Se elimina la causa de numerosas desviaciones.Además en la medida en
que proporcione al niño el material, necesario, ordenado y organizado, para la
formación de su espíritu, el ambiente educativo constituye un poderoso factor
de equilibrio ydesarrollo.
La escuela Montessoriana y la vida cotidiana
No olvido que la
sociedad humana se organizó par satisfacer, en forma preponderante si no
exclusiva, las necesidades de los adultos. Debido a esto insiste en la
necesidad de adaptar el ambiente educativo a las proporciones y posibilidades
de los niños. Así se podrá proteger a estas personalidades frágiles y
adaptarlas poco a poco a un mundo inmenso y caótico.
La educación liberadora
La presencia de la autoridad
Dicha autoridad
no debe intervenir mientras el niño trabaje en su concentración creadora, pero
desde el principio la maestra debe convertirse en la guardiana y protectora del
medio y vigilar que este sea atractivo y permanezca ordenado. A medida que el
niño comience a trabajar, su intervención será cada vezmás discreta. Utiliza su
autoridad únicamente para guiar al niño en el empleo adecuado del material o
para interrumpirlo cuando inicie una actividad que finalmente será destructiva.
La libertad como finalidad
No es dada, se
adquiere, y bajo condiciones favorables facilita eldesenvolvimiento de toda
personalidad. La libertad-medio se trasforma en libertad-meta. La verdadera
libertad interior no se da se construye y se ase, se adquiere en la vida. En
consecuencia, la libertad como finalidad educativa constituye una
característica esencial del carácter humano y un objeto esencial de la
educación.
Individualización y socialización
La importancia
de los ejercicios en la vida práctica y del libre movimiento para la socialización
Montessori llego
casi a afirmar que, en los niños, la necesidad de actuar es mayor a la de alimentarse
pero no dejo de insistir sobre la ignorancia de los adultos con respecto a esta
necesidad infantil. El movimiento, ciertamente, representa un factor esencial
para la construcción de la inteligencia y la voluntad, pero existe la guía de
un educador: el niño debe trabajar bajo la influencia de su voluntad y el control
de su razón.
La revolución Montessori en
la Educación
Dimitrios yaglis Pág. 93-106
De María Montessori
El sentido morar y religioso
La educación moral
No se trata de
enseñar el orden, ni la cortesía ni el
respeto de los derechos del otro, ni, en general, la moralidad. En niño,
ubicado bajo condiciones favorables, manifiesta por sí mismo su tendencia a
crecer moralmente. En tales condiciones, debencitarse la libertad en la
actividad y la creación y el respeto de las leyes naturales. La educación no
debe limitarse a las modalidades físicas; exige
el apoyo de dos fuerzas espirituales: el amor y la luz divina.
La educación religiosa
Se opuso a la
idea de que la fantasía y la imaginación preparan el alma del niño para recibir
la educación religiosa. Afirmo que este es más apto para vivir la religión que
para conocerla. La vive y asimila poco a poco por el contacto con los objetos y
los ritos sagrados de la misa.
El trabajo y la imaginación
Relación entre el trabajo y el juego
La actividad del
niño se organiza y su interés despierta con un materia elaborado
científicamente y presentado al niño de manera sistemática este avanceimponelímites
a la imaginación, empero, la inteligencia progresa por la vía de la realidad y
de la verdad. A la inversa, en un libre juego, el niño ase lo que desea más
existe el riesgo de que se dé un curso demasiado libre a la imaginación
desenfrenada.
Los periodos sensibles
Los principales periodos sensibles
Se reconoce que
el desarrollo de cada individuo sigue su propio ritmo. En consecuencia, los
periodos sensibles no coinciden, durante el crecimiento en todos los sujetos.
Montessori encontró otros periodos que también tienen un interés especial para
el educador. Suele afirmarse que la adquisición del lenguaje hablado se desarrolla
entre el año y medio y los tres años. De los dos a los seis años y medio, se presenta
el periodo sensible que posibilitapresionar los sentidos y el espíritu. Este
periodo precede a la edad de la razón, la meta inconsciente de afinar sus
sentidos y construir su inteligencia. De los tres a los seis años centra su
interés en el perfeccionamiento de sus movimientos, es sensible a las sugerencias del adulto
La educación en la paz y por la paz
La educación en la paz
Busco este
objetivo al suprimir los castigos humillantes, en particular los golpes que van
en contra de la dignidad humana. Por otro lado, la estricta obediencia a un
adulto severo equivale a la esclavitud y debe sustituírsele por una disciplina
natural y un trabajo libre y espontaneo.
Aplicación del método Montessoriano
De la escuela maternal al liceo
El espíritu Montessoriano y las tendencias actuales de
la enseñanza secundaria
Los principios
en la educación educativa no son tan ajenos a las tendencias actuales de la
enseñanza secundaria; la actitud del profesor que desempeña el papel de guía al
alentar, en el alumno el espíritu de
iniciativa y búsqueda personal. Las condiciones para aplicar este
principio se limitan por otro lado, en la enseñanza superior, a un ritmo más
flexible que en la secundaria. El principio del trabajo productivo parece
aplicarse mejor en la enseñanza técnica que el la profesional.
Los puntos fuertes de la pedagogía Montessoriana y la
escuela maternal moderna
Las tres necesidades fundamentales
La educación
debe satisfacer desde el principio aquellas necesidades fundamentales de
afecto, de seguridad y de actividad, ya que no pertenece a algunos periodos; se
presentan durante toda la infancia. Sin minimizar de alguna manera la necesidad
de amor y ternura.
El paso de la escuela maternal a la elemental
Dicha transición
despertó gran interés en los pedagogos quienes se interrogaron sobre las dificultades,
dados los traumas que podría provocar. Las conclusiones se centraron en los
siguientes puntos: A) intensificar y oficializar las relaciones entre ambas
escuelas a través de visitar reciprocas, con organización de actividades
comunes para los niños. B) dar cierta unidad a los programas, a los logros y a
las evaluaciones de los estudios que se realicen en ambas escuelas.
La obra
Montessoriana y sus límites
Los límites del
pensamiento psicológico de M. Montessori
No trato la
crisis de personalidad que se presentan de los tres a los siete años, ya que no
vio en esta crisis más que egoísmo infantil. Ella vislumbra dos límites entre
los cuales se desarrolla el pensamiento psicológico: por un lado predomina la
filosofía meta física y, por otro, la pedagogía práctica. Ella puso tanto a la
filosofía como a la psicología al servicio de la educaciónpráctica. Descubrió
medios prácticos para una terapia educativa aun cuando no busco fundamentar
teóricamente sus explicaciones sobre las desviaciones.
Universidad Juárez Autónoma
de Tabasco
División Académica de Educación y
Artes
Lic. En Ciencias de la
Educación
2do “D”
Alumno: Carlos Macario
Morales Magaña
La Educación natural
y el Medio
E.M. Standing
Pág. 5-97
De María Montessori
Los principios de Montessori
Así,
el niño se ha mantenido casi totalmente oculto o en gran parte opacado por este
egoísmo inconsciente del adulto. No sería muy bien recibido, supongo, que yo
dijera que con frecuencia el adulto se convierte en un obstáculo más que en una
ayuda para el desarrollo del niño.
Nosotros hacemos todo por el niño cuando lo lavamos,
cuando lo alzamos y lo ponemos en una
silla, cuando lo alimentamos y lo ponemos en esa especie de jaula que llamamos
su cuna; al prestarle esas ayudas inútiles en realidad no lo ayudamos sino que
lo estorbamos.
Froebel, Pestalozzi, comenius, etc. Entre los
grandes educadores de la historia. Pero, por otra parte, podríamos reclamar con
justicia que la Montessori también ha logrado tener fama junto con Mendel,
Fabre, de vries, y así sucesivamente. Su método de investigación era básicamente el mismo que el de los
biólogos. También su meta era muy similar, ya que igual que ellos, su estudio
se refería a las manifestaciones
espontaneas de los organismos.
Todos somos consciente de que los niños se distinguen de los adultos de muchas
maneras. Pero ¿Cuál es la diferencia esencial? El niño es ignorante y el adulto
conoce, el niño es débil y el adulto fuerte, el niño vive más en lo concreto,
el adulto en un mundo de ideas, el niño es inquieto y activo y debe aprender
por medio de la actividad, el adulto, por comparación, es tranquilo y sereno.
Según la Dra. Montessori es fundamental; el niño se encuentra en un estado de
transformación continua o intensa, tanto corporal como mental, mientras que el
adulto ha alcanzado la norma de la especie.
El niño debe hacer su trabajo por sí mismo y
nosotros no podemos hacerlo por él, ya que la educación, real debe ser en
este sentido autoeducación, de aquí
surge un principio de importancia tal que difícilmente puede hacerse excesivo
hincapié en él: toda ayuda inútil que damos al niño detiene su desarrollo.
La Dra. Montessori utiliza el término “ritmo interno” para
denotar el mayor o menor grado de tensión mental que acompaña a la realización
de una acción, esto es, la tensión dirigida hacia la realización de una meta
externa.
En este sentido existe una enorme brecha
permanente entre el adulto y el niño, y nosotros tenemos el deber de salvarla
forzando nuestra imaginación, a menos que seamos místicos o zembudistas, porque
el niño y el místico son iguales en tanto que ambos viven en algo parecido a un presente eterno.
El crecimiento normal del niño puede considerarse como una
serie de pasos hacia una dependencia cada vez más completa. Otro más cuando
aprende hablar (antes de que esto sucediera dependía de los demás para que
interpretaran sus deseos). Cuando el
niño aprende a caminar, marca otra etapa en la misma dirección; siempre hacia
una dependencia más completa.
El niño debe ser libre de repetir el
ejercicio cuantas veces lo desee, porque en este asunto de la maduración interior él mismo debe ser el juez, en última instancia.
El gran valor del material Montessori es que
presenta al niño la naturaleza del mundo exterior de un modo tan ordenado que ayuda a su
intelecto (que es el principio del orden en la mente) a reconocer, en destellos
de intuición, el orden del mundo exterior, haciéndolo, por lo tanto, una parte
de sí mismo.
El método Montessori, se basa en la creencia
en esta actividad espontanea del intelecto del niño. Para los niños las cosas
ordinarias de vida están tan llenas de sorpresas que no pueden
comprender el significado de lo extraordinario.
El guía debe estar presente, por supuesto, para guiar a los niños por las
rutas de los descubrimientos. Porque una cosa es que alguien estimule nuestro
interés y señale el camino para que podamos caminar en él solo, y muy
diferente es que haya alguien siempre junto a uno dirigiendo cada uno de
nuestros pasos, cada una de nuestras miradas e incluso nuestro pensamiento
mismo. La respuesta a esta objeción es
que el propósito principal del material Montessori especialmente el material
sensorial, no existe tanto en darle al niño nuevas impresiones como en dar
orden a las impresiones que ya ha recibido. Estos materiales sensoriales
cuidadosamente graduados, cuando son utilizados correctamente, ordenan las
experiencias pasadas del niño; y, al igual que las llaves del universo, dan
acceso a nuevos tesoros en el medio ambiente. Algunos críticos, especialmente
los froebelianos, están indignados contra el sistema Montessori porque no se le
permite al niño utilizar los materiales
didácticos en cualquier manera que lo
desee su fantasía
La Dra. Montessori insiste una y otra vez no
solo en el uso correcto del material, sino también en que el maestro haga que
la totalidad del ambiente del niño en la escuela Montessori se mantenga escrupulosamente ordenado, con un
lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar, ya que mediante este orden que
encuentra a su alrededor se refuerza el orden que alborea en la mente del niño.
Cuando el niño ejecuta ejercicios que corresponden a las necesidades de su
sensibilidad actual, está avanzando y alcanza un grado de perfección que es
inimitable en otros momentos de la vida, e incluso, sin fatigarse, incrementa
su propia fuerza, demuestra la alegría
que llega al satisfacer una necesidad
real de la vida.
Uno de los más notables periodos sensitivos, que se revela durante los
primeros años del niño, es una susceptibilidad especial para oír y
reproducir los sonidos del lenguaje oral. Más adelante entre los cincos y los sietes años y medio aproximadamente,
llega una etapa en cierto modo similar al desplegar el niño el mismo tipo de
interés por las palabras escritas. La
palabra sí mismo es suficiente en este periodo, sin el interés agregado que se
forma por la síntesis de una cantidad de palabras para hacer una oración. Como
dice Montessori: el niño pequeño siente
una enorme alegría cuando descubre: que maravilloso es que justo esa letra z
haga toda la diferencia entre yo (io) y mi tío (zio).
Es cierto que hemos crecidos a pesar de ello,
sin embrago, sentimos que nuestra personalidad habría sido más plena y más
armoniosa si a cada aptitud en desarrollo se le hubiera dado su máxima
extensión en el momento de su periodo sensitivo particular.
Los niños pequeños, debido a su inocencia,
pueden sentir de manera más pura y más intensa, aunque menos definida que el
adulto, la necesidad de la presencia de dios. Este periodo sensitivo al orden
empieza a manifestarse de manera muy marcada
cuando el niño llega a su segundo año, y tiene una duración de casi dos años,
acentuándose el tercero, este sentido del orden está ya presente de manera tan
marcada en el niño, a esta edad, es una posibilidad practica concederles tanta
libertad, incluso a los pequeños chiquitines, como se hace en la escuela
Montessori.
Cuando consideramos la educación, en su
conjunto, a la luz de esos periodos sensitivos, y nos adaptamos a ellos, es
verdaderamente sorprendente el desarrollo mental y moral tan rico que los
niños logran con naturalidad y sin
esfuerzo, y a una edad muy temprana. La edad de la sensación va con diversos
grados de intensidad, desde el nacimiento hasta la edad de seis años
aproximadamente.
Hace mucho tiempo que olvidamos lo que era
ser niño, cuando el mundo era todo tan nuevo y maravilloso y nosotros mismos
estábamos dotados de tal superabundancia de energía. En la escuela Montessori
no hay reglas fijas de que tales y
cuales sumas deban hacerse con ayuda de este u otro material, o en un tiempo
determinado, o de que tantas sumas deben hacerse primero con el material y
luego otras deben hacerse sin él. Se deja libre al niño para que decida por él
mismo estos asuntos y él lo puede hacer mejor que nadie.
Lo que hace que los materiales sensoriales
sean simultáneamente tan efectivos y tan fascinantes es la manera brillante en
que la Dra. Montessori ha sido capaz de aislar el estímulo sensorial particular
en cuestión, ya sea la longitud, la magnitud, el calor o el tono, también, que
cada uno de esos materiales sensoriales no solo estimula las impresiones
sensoriales, sino que también pone en marcha una actividad motora. Por
movimiento no entendemos movimientos fortuitos. Debe ser movimiento ordenado,
dirigido hacia un fin inteligente.
El elemento más fundamental e importante es,
con mucho, la energía intelectual espontanea del niño.
El intelecto es el principio de orden en el
desarrollo mental, su esencia misma es crear el orden, y así lo hace buscando y
uniendo igual a igual, e igual con desigual de acuerdo con los principios de
identidad y de contraste.
El efecto del trabajo espontaneo del niño con
estos ejercicios paralelos es muy
interesante y algo sorprendente.
La Dra. Montessori insiste en que las
pequeñas mesas y sillas sean ligeras y fácilmente movibles. Por consiguiente,
si al pasar un niño junto a la mesad de otro hace un movimiento torpe y la
sacude, la mesa se moverá provocando una
molestia al niño que está trabajando en ella
En la mayoría de las materias o del aspecto
del saber, el niño ha captado de manera espontánea muchos detalles aislados del
medio ambiente.
La adquisición de una nueva etapa de independencia significa
aprender a hacer por uno mismo lo que, hasta ese momento, alguna otra persona
había hecho por uno.
El surgimiento de estos rasgos superiores de
carácter en los niños normalizado no es solamente de interés histórico y
psicológico, sino que es un factor de gran importancia práctica cuando llegamos
al problema de cómo transmitir mejor los elementos de la cultura a los niños en
nuestras escuelas.
La Educación natural
y el Medio
E.M. Standing
Pág. 141-175
De María Montessori
Montessori en acción
La
Dra. Montessori a menudo se expresaba de la siguiente manera. “doy conferencias
y escribo libros, y así lo he hecho durante años, pero eso no divulga mi método”. Son los mismos niños
quienes lo divulgan.
Cuando los niños llegan a la etapa en que
muestran un interés por los números, son introducidos a las varas de números.
Se trata de diez varas de diversos largos, y cada vara representa un número del
uno al diez.
La repetición de estos actos decisivos es la
que permite que la voluntad se desarrolle por el uso.
Libertad no sería poner a un niño en un cuarto vacío y abandonarlo a su propia
elección. Tendría poco o nada que escoger. pero el mismo medio ambiente
preparado de la escuela Montessori el
niño está rodeado de una variedad de ocupaciones atractivas que parecen decirle
“ven y úsame”
La Dra. Montessori siempre repite a sus
alumnos que deben dar a los niños las instrucciones más precisas y exactas
sobre cómo deben hacerse las cosas.
Niños de la edad de siete años
aproximadamente se interesa y debe
recordar que es un interés espontáneo en
una materia tan árida. Sin embrago, la gramática Montessori está muy lejos de ser árida. Es activa y
dinámica y tiene mucho movimiento.
En una de las escuelas inglesas la guía
repartió tarjetas pequeñas, cada una con una palabra escrita, a cada uno de
varios niños. Estaban sentados en círculo a la expectativa. No debe imaginarse
que no hay lecciones en grupo en el sistema Montessori, las lecciones
colectivas se emplean ocasionalmente, cuando podrían ser de más ayuda.
En el sistema Montessori los niños ejecutan su tabla de esta manera. En una forma de
investigación individual. Yo estaba
sentado bastante cerca de la niña y pude ver que llego hasta 9 x 8 =72.
Bajo el antiguo sistema de enseñanza
colectiva, una parte considerable del tiempo y de las energías de la maestra se
gastaba en tratar de mantener la
atención de los niños sobre el tema en
consideración.
Bajo el sistema Montessori la atención de los
niños en el trabajo es asegurada por los
diversos materiales de enseñanza y de las actividades a las que da lugar.
Una de las impresionantes revelaciones del
método Montessori es que demostraba que los niños pequeños, incluso a los tres años de edad, pueden desplegar, y de hecho lo
hacen, un grado sorprendente de atención voluntaria. Esta atención no la fija
ni la mantiene artificialmente el maestro sino que se fija espontáneamente
sobre un objeto y corresponde a un impulso interno.
Eileen, una curiosa chiquitina de cuatro años
y medio de edad aproximadamente, estaba sentada en un rincón y la guía le daba
una lección sobre la letra “f” la guía
se alejó, la niña repitió este proceso
una, ocho o nueves veces más y luego cuidadosamente puso la letra f en una
esquina de la mesa. Después de un momento
la guía la vio, tomó tomo la tarjeta y le mostró como sentirla,
pronunciando al mismo tiempo el sonido que representaba.
Más o menos una semana después de este episodio, visité la misma clase. Vi a Eileen, que aún estaba
envuelta en su fervor por la letra de papel de lija.
En los métodos ordinarios, cuando el maestro
está seguro de que el niño ha dominado un hecho, o un conjunto de hecho,
piensa: bueno ahora ya está listo para dar el siguiente paso. Pero en realidad así no es cómo funciona la
mente de un niño libre, cuando tiene la libertad para escoger sus propias
ocupaciones.
Un niño elige trabajar con una parte
determinada de un instrumento porque la
conoce y la quiere. Montessori nunca se cansó
de decir que esas “labores enormes y pacientes son una forma de amor”.
La Educación natural
y el Medio
Dimitrios yaglis Pág.
45-92
De María Montessori
Análisis
de los principios educativos
Los medios familiares y escolar están estrechamente
relacionados con el desarrollo del niño.
El
niño posee según Montessori, desde que nace hasta la edad de cinco años, una
fuerza interior que, aunque es de origen
espiritual, se manifiesta por un interés particular hacia los objetos
del mundo exterior. El niño forma sus primeras ideas abstractas a través de sus sentidos, con ayuda de la
educación. Así, el mundo de la materia constituyente el principal medio de
formación del espíritu y de construcción de la inteligencia.
María
Montessori no ignoraba que la mejor educación se realiza en contacto con el
mundo real, que no excluyó de su sistema. Por el contrario introdujo los
ejercicios de la vida práctica, insiste en la necesidad de adaptar el ambiente
educativo a las proporciones y posibilidades de los niños.
El
material educativo constituye verdaderamente la base del sistema Montessoriano.
Para
María Montessori, el conflicto entre el adulto y el niño constituye el problema
medular de la educación. Por un lado la libertad y espontaneidad y por otro,
intervención discreta del adulto, ha ocasionado que muchos pedagogos crean encontrar una contradicción en el pensamiento Montessoriano. Hay dos
razones complementarias por la que es
necesario dotar a los niños de libertad. Desde el principio la libertad
educativa permite la manifestación de
las fuerzas creadoras.
La
intervención del adulto no pretende resolver todos los problemas del niño, sino
conducirlo hacia la independencia.
La
disciplina y la libertad no constituyen
conceptos opuestos, por el contrario, se complementan. El niño se
acostumbra a trabajar según su orden interior noción que el pensamiento
Montessoriano se identifica a menudo con la disciplina interior-enseguida
accede al orden exterior, a la calma, a la autodisciplina.
Desde
cierta perspectiva la noción de libertad
educativa se aproxima a la de represión. Es posible concebir la represión como,
medio educativo. La libertad también lo es, pero ante todo constituye una
facultad humana.
Montessori plantea que el trabajo individual
constituye el punto de partida, para estimular y para desarrollar, al mismo
tiempo, las cualidades y facultades interiores. Se considera que el trabajo
educativo debe responder a las necesidades interiores de cada niño, no se debe
alentar la imitación de los actos de otros. María Montessori acepta y promueve
el aislamiento del individuo que se encuentra absorto en su trabajo, no admite
que aquel sea egoísta. Para ayudar a
desarrollar el sentido social, la educación Montessoriano no se limita a los ejercicios individuales. También juegos colectivos, como
el de la lección de silencio, que implica el cumplimiento de reglas y el
sufrimiento de sacrificios individuales
frente a un grupo.
Montessori no se olvida de la importancia del
cuerpo y del movimiento en la edificación de la inteligencia y de la
conciencia, al considerar que es el único medio tangible que establece relaciones
claras entre el yo y la realidad exterior. El sistema infantil facilita el
despertar del sentido social y busca la supresión de todos los obstáculos que
se oponen a la libertad de movimiento.
La idea de Montessori sobre la educación
moral difieren poco de las de j. j. Rousseau, quien afirmaba que el conocimiento del bien y del mal, y de
las razones del deber en el hombre no eran asunto de niños.
María Montessori no se ocupó del origen ni de
la naturaleza del sentido religioso, tema filosófico por excelencia y que ha
suscitado puntos de vista tan diversos como contradictorios.
Montessori reconoció el valor de la
imaginación para los jóvenes
adolescentes al afirmar que es la base misma del espíritu, fue porque
elevó las cosas a un nivel superior, el de la abstracción. Montessori no se
opuso al hecho de que el desarrollo de la imaginación sea favorable, más no
admitió que el método utilizado pretenda que el niño viva en un mundo ficticio,
desvinculado del mundo real. Las experiencias y los señalamientos que Montessori repitió en centenares de
casos, permitieron ubicar el momento en que determinados periodos se presentan,
además Montessori encontró otros
periodos, que también tienen un interés especial para el educador.
En el pensamiento Montessoriano, la adquisición
de la paz debe convertirse en objeto de una ciencia: la de la educación y la
formación del hombre. La paz no significa un periodo de calma posterior a otro
de guerra.
El niño educa al adulto cuando éste desea
imitar sus cualidades, tales como la pureza, la inocencia, la sencillez.
Además, el adulto puede descubrir en el otro las leyes que deben conducir a la
humanidad por el camino de la paz. La contribución del psicoanálisis al
conocimiento de la psicopatología humana permite esclarecer los resultados
desafortunados de una educación mal entendida.
La Educación natural
y el Medio
Dimitrios yaglis Pág.
93-106
De María Montessori
Aplicación del método
Montessoriano
María
Montessori insistió sobre el hecho de
que los principios educativos se fundamentan en la evolución de la psicología
del niño, la cual guarda una estrecha relación con la edad.
El principio de la libertad en los
adolescentes pocos difiere del concerniente a los niños pequeños. m. Montessori
defiende un trabajo parcialmente productivo no se debe a razones utilitarias, su propósito es hace que los
jóvenes participen de manera activa dentro de la sociedad en la que vive.
Montessori no hizo estudios ni experiencias
sistemáticas en la enseñanza secundaria, lo que le hubiera permitido
suministrar elementos detallados sobre la educación de los adolescentes.
La educación italiana también deseó la adaptación
del ritmo de estudio al desarrollo del estudiante.
La escuela nueva, que marcó la educación de la primera mitad del siglo XX, se fundaba
en datos biológicos y naturalistas y tendían a minimizar la influencia del educador. Montessori
valoró, en forma excepcional, las leyes naturales y biológicas, lo que no le
impidió conferir su debida
importancia al ambiente.
El juego educativo se utiliza mucho en las
escuelas maternales actuales. Su objetivo no se centra en la ocupación del niño
a toda costa. El material didáctico Montessoriano que contempla el desarrollo de la personalidad infantil y la adquisición
de conocimientos no se aparta de la realidad educativa actual.
La pedagogía Montessoriana considera a cada individuo como sujeto singular.
Montessori no trató la crisis de personalidad
que se presenta de los tres a los sietes años. La crisis del yo, de lo mío, que
wallon consideró un fenómeno normal.
María
Montessori se interesaba más en la práctica. Por lo tanto, se inclinó
más por una actitud moralizante que psicológica. Al enseñar al niño a
concentrarse a una actividad, logró la desaparición de algunos rasgos
negativos, tales como las disputas, la inestabilidad, etc.
Montessori fue una educadora tan dinámica
como autoritaria y ambiciosa. Propagó su sistema a nivel mundial, lo que le
permitió no solamente despertar polémica sino también recibir elogios y ser objeto de admiración.
División Académica de Educación y Artes
Lic. en ciencias de la educación
Elizabeth Rodríguez Hernández
Nombre
de la maestra
Tendencias didácticas
Nombre
de la materia
Fichas de resumen
Tipo
de trabajo
Rodrigo Díaz Vázquez
Nombre
del alumno
2º
Grado
D
Grupo
07/05/2013
Fecha
de entrega
Los principios de Montessori.
E.M Standing
Pag. 5-52
Los principios fundamentales del método Montessori
Montessori decía con frecuencia: el adulto se convierte
en un obstáculo más que en una ayuda para el desarrollo del niño. Es nuestro
excesivo cuidado del niño el que impide el ejercicio de sus propias
actividades, y por consiguiente la expansión de su propia personalidad.
Ella
creó un medio ambiente natural para el niño, uno que se adaptara a su naturaleza.
Mientras otros hablaban de la necesidad de dar a los niños libertad en la
educación, ella se lo proporciono. Estudio el comportamiento libre de los niños
en este nuevo ambiente y destaco su importancia. Es un método basado en el
principio de libertad en un medio preparado.
El
método Montessori no es un sistema cerrado, descubierto de una vez y para
siempre, sigue creciendo como algo vivo, creciendo en profundidad, riqueza y
variedad, esos principios son tan ilimitados como la vida misma.
El
niño se encuentra en un estado de transformación continua e intensa, tanto como
corporal como mental, mientras que el adulto ha alcanzado la norma de la
especie.
Nunca
deberíamos olvidar que el niño también
experimenta una metamorfosis corporal. De una manera bastante literal se
trata de una metamorfosis, ya que las proporciones del cuerpo de un niño recién
nacido son muy diferentes a la de un adulto.
El
trabajo del niño difiere profundamente del que desarrolla el adulto, por su
naturaleza y por su finalidad externa, producir
algo fuera de él mismo. Pero el trabajo del niño es totalmente
diferente, para él no existe esa misma conciencia clara de que hay que lograr
un fin externo. La finalidad real de la actividad de un niño es algo más
profundo, más vital, oculto, algo que brota de las profundidades inconscientes
de la personalidad del niño. Esta es la razón por lo que a menudo, un niño no
se detiene cuando ha alcanzado el fin aparente de sus labores. La tendencia a
la repetición es tan característica en los niños pequeños.
Su
interés tiene algo de biológico; brota de esa alegría que siempre acompaña al
uso adecuado de una facultad. Incluso es la alegría de la autocreación, el
trabajo de la construcción del adulto futuro. Mediante esa constante repetición
del ejercicio, está desarrollando una creciente sensibilidad, un discernimiento
sensorial más agudo, y una adaptación muscular más perfecta.
En
la actividad del niño no puede no puede existir una división del trabajo,
porque su actividad tiene una finalidad
interior. Es autocreadora,y se dirige a construir al hombre del futuro , y por
consiguiente debe ser llevada acabó enteramente por el propio niño.
El
maestro no debe olvidar, a saber: respetar el ritmo interno del alma del niño.
Denotar el mayor o menor grado de tensión mental que acompaña a la realización
de una acción, esto es la tensión dirigida hacia la realización de una meta
externa.
Los
niños pequeños luchan con tanta vehemencia por conservar su independencia. En
la casa, en la escuela, el adulto debe aprender a respetar los esfuerzos del
niño para lograr la independencia.
La
independencia a la que se refiere es una necesidad biológica. Volverse
independiente en cualquier esfera significa poder hacer por si mismo lo que
hasta ahora alguien tenía que hacer por uno.
El
trabajo prolongado, tranquilo y alegre con el material, y la profunda
persuasión que viene con él, a menudo trae consigo un salto espontaneo de la
mente hacia un nivel nuevo y superior.
El
niño debe comparar, hacer contrastes, clasificar incesantemente, debe aprender
a distinguir entre el presente, el pasado y el futuro; entre el sí mismo y lo
otro; entre la experiencia en la realidad y la experiencia en los sueños.
También tiene que luchar con los misterios del habla humana y con l adquisición
practica de un lenguaje.
En
la escuela Montessori no se le permite a ningún niño ocuparse con ninguna parte
del material didáctico hasta que haya sido instruido plenamente sobre su uso
adecuado, ya que el uso correcto del material forma el sendero que conduce de
lo conocido a lo desconocido.
El
ambiente del niño en la escuela Montessori se mantiene escrupulosamente
ordenado, con un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar, ya que mediante
ese orden que encuentra a su alrededor se refuerza el orden que alborea la
menta del niño.
Cuando
el niño está pasando por un periodo sensitivo, se apega a ciertos ejercicios,
actividades u ocupaciones con un interés y una concentración que nunca podrá de
nuevo volver a desplegar hacia ese tipo particular de trabajo, lograra de una
manera espontanea, trabajos de ´paciencia y de laboriosidad que son
verdaderamente sorprendentes y que de hecho trastornan todas nuestras nociones previas de fatiga
respecto al aprendizaje.
Es
en esta etapa que puede aprender dos o tres idiomas al mismo tiempo sin ningún
esfuerzo especial. Es como si los niños tuvieran un vacío tal en espera de ser
llenado con palabras que en esta etapa, a veces inventan un idioma propio sin
sentido para satisfacerlo.
La
Dra. Montessori describe como el periodo sensitivo al orden. Este periodo
sensitivo al orden empieza a manifestarse de manera muy marcado cuando el niño
llega a su segundo año, y que tiene una duración de casi dos años, acentuándose
más durante el tercero. En este periodo el niño despliega un interés casi apasionado en el orden de las cosas,
tanto en el tiempo como en el espacio.
Es
verdaderamente sorprendente el desarrollo mental y moral tan rico que los niños
logran con naturalidad y sin esfuerzo, y a una edad muy temprana. La perfección
del desarrollo sensorial del niño en las escuelas Montessori, su graciosa
precisión de movimientos, su caligrafía exquisita, su apreciación de la buena
música, su sentido de armonía en los colores tal como se revela en sus dibujos
espontáneos, la originalidad y frescura de sus composiciones, su
autodisciplina, su conducta social serena y alegre, la expresión simple y
profunda de su sentimiento religioso.
El
intelecto del niño no es como un globo atado al suelo, si no como un aeroplano
que necesita recorrer tierra por alguna distancia con objeto de elevarse. La
mente de un niño para poder elevarse a lo abstracto, necesita de un contacto
preliminar con lo material y lo concreto, cuando llega el momento adecuado ella
también despega espontáneamente y se eleva al reino de lo abstracto.
Los principios de Montessori.
E.M Standing
Pag. 53-97
La clase de niños pequeños Montessori
Cada uno de los materiales sensoriales no solo estimula
las impresiones sensoriales, sino que también pone en marcha una actividad motora.
En
la clase para niños pequeños Montessori se hace un uso abundante de los
ejercicios de la vida practica, las actividades de este tipo tienen que ver con
el mantenimiento ordenado de su medio ambiente, y muchas otras que están
dirigidas a que los niños cuiden de su propia persona.
En
la transición de los niños pequeños a la escuela primaria no hay una ruptura
exterior y definida en la vida del niño que marque esta transición, el niño
tiende cada vez más a escoger ciertos materiales como las letras móviles para
formar palabras o las varas de números, o las letras de papel de lija. La
siguiente etapa de su desarrollo mental en el que se interesa más directamente
por los elementos de cultura, a saber, la lectura, la escritura, etc.
Todas
las cosas en ese medio ambiente han sido construidas de tal manera que
correspondan a la estatura física, mental, social y espiritual de los niños. En
“las casas de niños” todos los materiales están a disposición de los niños, no
se permite la entrada a este medio ambiente preparado a nada que no vaya a
tener algún uso en el desarrollo mental y social del niño. El maestro enseña
indirecta e individualmente mediante los materiales educativos o mediante lo
que hemos llamado el nuevo tercer factor: el medio preparado.
El
elemento más fundamental e importante es la energía intelectual espontánea del
niño, sin esta corriente misteriosa y constante de energía natural, el sistema
no funcionaria en absoluto.
El
medio ambiente preparado en el salón de clases Montessori y la relación de los
niños con él, nada de esta energía mental se está disipando en una actividad
desordenada e inútil, esta energía intelectual se está utilizando para el
propósito para el que fue creada, esto es capacitar al individuo que la posea
para que erija un sistema ordenado de conocimientos.
El
intelecto es el principio de orden en el desarrollo mental. Su esencia misma es
crear el orden, y así lo hace buscando y uniendo igual a igual, e igual con
desigual de acuerdo con los principios
de identidad y de contraste.
El
intelecto busca el orden en sus sensaciones ante el color, la forma, el tamaño,
la textura, ya que el medio ambiente preparado es el hogar verdadero del
orden. Gracias al genio de la Dra.
Montessori las cosas se han dispuesto de tal modo que el aun pueda adquirir una
gran cantidad de conocimientos espontáneamente y mediante el descubrimiento. Al
analizar y separar las dificultades propias de cualquier materia, nuestra meta
consiste en buscarlas y encontrarlas de acuerdo a su orden psicológico, más que
buscarlas en el sentido de su lógica inherente.
En
su sistema existe un tipo de gancho invisible o mental que vincula cada pieza
de su material educativo con algo que deberá seguir en una etapa posterior,
aunque cada uno de los materiales es un fin en sí mismo, también incluye algo
que prefigura y prepara el camino para lo que habrá de seguir más adelante.
La
meta de un maestro en una escuela ordinaria consiste en enseñar al niño lo más
que pueda, pero la meta del guía Montessori consiste en enseñar a los niños lo
menos que pueda.
El
control del error es un principio que prevalece en todas las secciones de las
actividades del niño mientras está en la escuela Montessori, Montessori ha
arreglado las cosas de modo que el control de error se encuentre en los
materiales mismos, y en el medio ambiente general.
Los
propios materiales, por el hecho mismo de enseñar tan claramente y causar una
impresión tan profunda en la mente de los niños, constituyen una forma de
control de error. Desde el inicio de su vida, la inteligencia de un niño es
espontáneamente activa, el niño pequeño es un ser que continuamente está absorbiendo
impresiones del mundo exterior.
Los
materiales ayudan a esta energía mental espontanea que si, se deja sola en un
medio ambiente no preparado, encontraría que su lucha por crear un sistema
natural ordenado esta mas allá de sus fuerzas.
Para
Montessori la independencia siempre tiene una importancia biológica. La
independencia desde un punto de vista vital significa poder vivir si la ayuda
inmediata de los otros. La adquisición de una nueva etapa de independencia
significa aprender a hacer por uno mismo lo que, hasta ese momento, alguna
persona había hecho por uno. El niño debe aprender a sentir, pensar, escoger,
decidir y, en general, actuar libremente por sí solo.
El
niño desarrolla sus funciones por medio de la actividad, el hecho de negarle
las posibilidades de actuar por si mismo es cortar las raíces mismas de su
ser. Según la Dra. Montessori, en todo
el mundo se ejerce la opresión del débil por el fuerte, de los niños por el
adulto.
Cuando
a los niños se les niega el uso verdadero y correcto de esas energías, estas no
se pierden si no que se desvían, proceso que da por resultado diversas formas
de desorden mental o anormalidad. Estas desviaciones del crecimiento mental
normal asumen muchas y muy variadas formas en la niñez. La desobediencia, la rebelión,
los berrinches, las mentiras, y otras formas de engaño.
Cuando
a los niños se les ha dado la libertad para vivir sus propias vidas de acuerdo
con sus propias leyes de desarrollo, en un medio ambiente especialmente
preparado, entonces se revelan como seres diferentes y superiores.
La
libertad Montessori no significa dar al niño la libertad de hacer lo que guste.
La libertad Montessori es una libertad disciplinada que conduce a la realidad.
El control de error debe estar siempre presente en el medio ambiente del niño
como una contraparte necesaria de la libertad que le concedemos. Con la Dra.
Montessori los niños son libres de hacer lo que es correcto, pero no lo que
esta mal, ni siquiera lo que es imperfecto. La verdadera libertad solo aparece
o puede aparecer gradualmente. En la medida en que los niños han adquirido
primero la independencia, estarán lo suficientemente preparados para gozar la
libertad en el salón de clase. Si no
hubiera libertad nunca llegaría a existir esa maravillosa autodisciplina que es
quizá lo más sorprendente de todas las maravillosas revelaciones que nos han
mostrado.
El
niño que se ha desarrollado normalmente revela que tiene dentro de si una guía
interna. Esta guía interna lo capacita para escoger el trabajo que mejor pueda
contribuir a su desarrollo, al mismo tiempo que evoca una interna
concentración.
Una
crítica que a veces se dirige contra este método de educación es que es
demasiado individualista. La enseñanza colectiva como tal no contribuye en nada
a la vida social sino más bien al contrario. En una clase Montessori los niños
se mueven libremente en sus propias ocupaciones dentro de su medio ambiente, se
encuentra y se saludan unos a otros, discuten problemas comunes, se corrigen
los errores mutuamente, se prestan y piden prestado unos a otros, esto es una
forma de vida social.
En
la clase de niños pequeños Montessori y en las primeras etapas de la edad
escolar primaria se hace hincapié en los aspectos más externos de la vida
social: los buenos modales y la etiqueta. El niño o niña de ocho a doce años
necesita para su pleno desarrollo sano que se le ponga en contacto con su medio
ambiente social más amplio que el que pueda proporcionarle su familia o en la
escuela. En la adolescencia el problema del adiestramiento social y del ajuste
correcto del individuo a la sociedad se hace aun más importante. La Dra.
Montessori tenía ideas muy definidas sobre la urgente necesidad de reformar la
educación secundaria, y también respecto a los medios para hacerlo.
Montessori en acción
DimitriosYaglis
Págs. 141 – 184
Las actividades Montessori en menores de cinco años
Trepar por la escalera de números se trata de diez varas de diversos largos, y
cada vara representa un número del uno al diez. El primer ejercicio
generalmente consiste en desplegar las varas en su orden correcto sobre la
alfombra en el piso, si han sido formadas correctamente forman una especie de
escalera.
Solamente
cuando se deja libres a los niños es cuando se puede observar adecuadamente el
funcionamiento espontaneo de la inteligencia.
La
repetición de actos decisivos que realizan los niños es la que permite que la
voluntad se desarrolle por el uso.
Libertad
no sería poner a un niño en un cuarto vacío y abandonarlo a su propia elección.
Tendría poco o nada que escoger. Pero en el medio ambiente preparado de la
escuela Montessori el niño está rodeado de una gran variedad de ocupaciones
atractivas que parecen decirles “ven y úsame”.
Siempre
sucede lo mismo. Un niño estará indeciso sobre que hacer a continuación cuando
de repente algo del medio ambiente preparado lo llama y le muestra el camino,
igual que un hombre, indeciso sobre cual camino tomar, de repente ve un poste
con letreros que lo coloca en el sendero correcto. Es sumamente importante que
el maestro Montessori vele por que el medio ambiente siempre se mantenga en un
orden perfecto, bien abastecido de los diversos medios que estimulen esta
actividad propia. Los niños que apenas están empezando a escribir a menudo
copiaran las frases que los niños más avanzados han formado en la pizarra, solo
por el gusto de practicar.
Los
niños sienten la necesidad de enseñarle a alguien sus descubrimientos, con ello
satisfacen una necesidad interna. Estas acciones por parte de los niños no deben confundirse con un
alardeo, ya que se hacen con bastante naturalidad y sin ninguna afectación. El
motivo que hay tras esto es mas como la necesidad que siente un artista de
mostrar su obra a un amigo, o un científico de publicar los resultados de su
investigación.
La
Dra. Montessori siempre repite a sus alumnos que deben dar a los niños las
instrucciones más precisas y exactas sobre
cómo deben hacerse las cosas, el conocimiento alza el vuelo y va de niño
en niño.
Los
niños que ayudaban a otros niños tenían una actitud pasiva, a veces el deseo de
ayudar surge de modo bastante espontaneo, y es tan fuerte que deliberadamente
busca expresarse.
La
gramática Montessori está muy lejos de ser árida. Es activa y dinámica y tiene
mucho movimiento. Las órdenes gramaticales que utilizaba el niño dirigen la
atención de los niños a objetos que están en su medio ambiente. Las
preposiciones llamara la atención sobre la relación existente entre diversos
objetos en el salón de clases. En los adjetivos las órdenes gramaticales
dirigen la mente del niño hacia las cualidades de algunos objetos de los que
hay en el cuarto.
Bajo
el antiguo sistema de enseñanza colectiva, parte considerable del tiempo y de
las energías de la maestra se gastaba en tratar de mantener la atención de los
niños sobre el tema en consideración. Si su atención se desviaba, como sucedía
con frecuencia, tenía que volver a llamarlos mediante diversos artificios. Bajo
el sistema Montessori la atención de los
niños en el trabajo es asegurada por los diversos materiales de enseñanza y de
las actividades a las que da lugar. Una de las más impresionantes revelaciones
del método Montessori, demostraba que los niños pequeños, incluso a los tres
años de edad, pueden desplegar un grado sorprendente de atención voluntaria.
En
los métodos ordinarios cuando el maestro
está seguro de que el niño ha dominado un hecho, o un conjunto de hechos
piensa: “Bueno. Ahora ya está listo para dar el siguiente paso”. Pero en
realidad así no es cómo funciona la mente de un niño libre, cuando tiene la
libertad de escoger sus propias ocupaciones. Un niño elige trabajar con una
parte determinada de un instrumento porque la conoce y la quiere.
Los
niños, como cualquier padre lo sabe, están incesantemente activos. Esto se debe
a que están creciendo, ya que el crecimiento y la actividad van de la mano,
hacho que muchos padres pasan por alto. El drama esencial de la vida del niño,
desde su nacimiento hasta su cuarto o quinto año, está limitado por el tremendo
problema de establecer una relación adecuada entre esos dos elementos diversos:
el alma y cuerpo, mente y materia, voluntad y musculo.
Este
salón de clase Montessori en realidad no da en absoluto la impresión de ser un
salón escolar en el sentido ordinario de la palabra. Sería más exacto
describirlo como una sociedad activa en la que tanto la vida individual como la
colectiva se desarrollan espontáneamente a cada momento. Estos niños son en
realidad entidades sociales independientes. Son independientes porque funcionan
por sí mismos. Ya a los dos, tres, cuatro y cinco años de edad, hacen por si
mismos toda clase de cosa que generalmente los adultos hacen por los niños en
esas edades. Se visten, se lavan, se asean ellos y a su medio ambiente también,
escogen sus ocupaciones sin la ayuda de ningún adulto.
Análisis de los principios educativos
DimitriosYaglis
Págs. 47 – 90
Los ejercicios sensoriales en la educación intelectual
Los medios
familiares y escolar están estrechamente relacionados con el desarrollo del
niño. En la medida en que proporcione al niño el material, necesario, ordenado
y organizado, para la formación de su espíritu, el ambiente educativo
constituye un poderoso factor de equilibrio y desarrollo. El niño forma sus
primeras ideas abstractas a través de sus sentidos, con ayuda de la educación,
el mundo de la materia constituye el principal medio de formación del espíritu
y de construcción de la inteligencia.
M.
Montessori elaboro el material que mejor
corresponde a la situación del niño, a las proporciones de su cuerpo y de su
estructura mental. A esta edad la inteligencia funciona unida a los sentidos,
el material educativo debe dirigirse a ellos. El numero y la variedad de los
objetos del material educativo son importantes y repercuten en la concentración
durante el trabajo. Cada objeto del material educativo debe permitir el
aislamiento de una cualidad única y el ejercicio de un solo sentido. El
conjunto de materiales educativos es de gran capacidad formadora. Esta
modalidad educativa proporciona bases solidas para el des arrollo de la
inteligencia.
M.
Montessori introdujo en su sistema “los ejercicios de la vida práctica”,
insiste en la necesidad de adaptar el medio ambiente educativo a las
proporciones y posibilidades de los niños. Así se podrá proteger estas
personalidades frágiles y adaptarlas poco apoco a un mundo inmenso y caótico.
Los
sentidos, centros nerviosos, y músculos constituyen un conjunto: el cuerpo debe
estar al servicio de la inteligencia y de toda la persona humana. la educación
sensorial se encuentra estrechamente vinculada con la vida del cuerpo y con la
del espíritu. No es el sistema montessoriano el que fuerza a los niños a
aprender, son ellos mismos quienes adquieren la posibilidad y manifiestan el
deseo de aprender. Se considera al material como un medio de instrucción, a
través del debe buscarse el objetivo global de la pedagogía montessoriana: el
desarrollo de la personalidad y del mismo hombre. El material didáctico
constituye verdaderamente la base del sistema montessoriano.
Para
M. Montessori, el conflicto entre el adulto y el niño constituye el problema
medular de la educación. El desarrollo de la inteligencia y de la formación del carácter ocupa un lugar
secundario. Propuso el problema de la libertad como principal noción de su
sistema, exhorto a los padres y a los educadores a no encerrar al niño en una
prisión, con el pretexto de protegerlo
porque es pequeño y débil, la sobreprotección asfixia la energía
vital.
La
libertad educativa permite la manifestación de las fuerzas creadoras. Es
menester que el niño pueda moverse, tomar iniciativas, escoger únicamente el
objeto que le atrae. Al liberarlo tiene oportunidad de expresar su verdadera
naturaleza. Los periodos sensibles por los que atraviesa deben ser conocidos y
respetados por el adulto. La intervención del adulto no pretende resolver todos
los problemas del niño, sino conducirlo a la independencia, proveer al niño de todas las experiencias que el desearía lograr por sí mismo. El educador debe guiar al niño para conquistar su
independencia desde la primera infancia, a partir del momento en que se le
separa de su madre.
La
disciplina y la libertad se complementan. Un hombre libre es aquel que
desarrolla todas sus facultades en relación con la realidad exterior y que
conscientemente, puede obedecerse a sí mismo.
La
noción del orden está considerada como uno de los fundamentos de la naturaleza
infantil. El niño busca el orden para liberar su actividad creadora. La maestra
debe convertirse en la guardiana y protectora del medio y vigilar que este sea
atractivo y permanezca ordenado. Utiliza su autoridad únicamente para guiar al
niño en el empleo adecuado del material o para interrumpirlo cuando inicie una
actividad que finalmente será destructiva. La falta de intervención autoritaria
debe estimarse como un presupuesto para aplicar el principio de la libertad de
la educación.
La
verdadera libertad interior no seda, se construye y se hace, se adquiere en la
vida. El concepto de “construcción” de la libertad se concibe en la medida en
que el individuo entra en contacto con el mundo exterior. La libertad como
finalidad educativa constituye una característica esencial del carácter humano
y un objeto esencial de la educación.
Montessori
plantea que el trabajo individual constituye el punto de partida para estimular
y desarrollar al mismo tiempo, las cualidades y facultades. Cuando se habla de
individualización el niño elige sus actividades según sus propias necesidades.
Esta libertad para elegir su ocupación, lo hace mas trabajador, atento, concentrado.
El
sentido social se desarrolla en un clima de calma y de aceptación mutua, se
trata de la primera forma de sociabilidad por cohesión, animada por un espíritu
social. El trabajo individual deberá crear un
nuevo tipo de hombre y permitir de este modo el progreso social. Los
ejercicios de la vida practica implican también una serie llamada “de la vida
trabajadora”, que busca propiciar en los niños cierta independencia frente a
los adultos.
En
vez de enseñar moralidad, propone que el niño la practique y la viva. Cuando se
posibilita el trabajo en armonía con sus compañeros de clase, se les ayuda a
ejecutar con rapidez y espontaneidad los actos morales, sin que intervengan el
pensamiento del deber. En esta forma se crean las condiciones y el clima para
una vida realmente moral. Para lograr que el niño tome consciencia del sentido
moral, como para ayudarlo a desenvolverse, la educación no debe limitarse a las
modalidades físicas; exige el apoyo de dos fuerzas espirituales: el amor y la
luz divina.
El
educador debe utilizar la palabra para que el niño adquiera ciertos
conocimientos religiosos fundamentales. El lenguaje es un punto de partida para
la asimilación de la religión y la apertura del alma a las vías espirituales.
M.
Montessori concibió el simbolismo como el resultado de una imaginación desenfrenada:
un pedazo de madera se convierte en un caballo, una silla, un tren. La
imaginación creadora debe partir de lo real. A partir de su aplicación a sus
cosas reales, el espíritu prueba la imaginación. El espíritu infantil
reconstruirá un mundo correspondiente a la realidad, construcción de un alto
valor creativo.
M.
Montessori planteaba la afectividad del trabajo infantil en contacto con la
realidad, lo que permite al niño desarrollar su inteligencia y partir de bases
solidas y concretas. La actividad del niño se organiza y su interés se
despierta con un material elaborado científicamente y presentado al niño de
manera sistemática.
Las
diferencias entre el trabajo del adulto y el del niño se encuentran por igual
en los objetivos a alcanzar, como en los medios a utilizar. El adulto persigue
dos metas: adquirir bienes y, modificar su naturaleza mediante la consolidación
de su voluntad y la inteligencia. El niño no actúa en función de un objetivo
exterior, sino para su propio perfeccionamiento. Una necesidad lo empuja y sus
tareas no tienen una aplicación práctica. El niño no trabaja para producir o
modificar la realidad exterior, pero sí de manera inconsciente, para
desarrollarse y perfeccionarse.
Los
periodos sensibles no coinciden, durante en crecimiento, en todos los sujetos.
Desde el nacimiento hasta los tres años, el espíritu infantil es absorbente y
busca experiencias sensoriales. Del año y medio a los cuatro años, aparecen la
coordinación y el desenvolvimiento de los músculos. De los dos a los cuatro
años surge el interés por la verdad y por descubrir la realidad. El momento de
enseñarles a leer va de los cuatro años y medio a los cinco y medio.
La
tarea del educador consistirá en distinguir el periodo sensible para la
explotación óptima de sus potencialidades. Sería un gran error querer recuperar
un periodo sensible ya pasado o hacerlo llegar antes de tiempo, la precocidad
en el dominio de la instrucción solamente constituye para el niño un esfuerzo
que perjudica su salud psíquica.
El
niño, además de alimento físico, requiere alimento psíquico, que llene la vida
del alma, ayude a vencer la tristeza, a
luchar contra los sentimientos melancólicos que pueden no solamente
obstaculizar el desarrollo intelectual, sino también conducir a enfermedades somáticas.
Los
periodos sensibles deben convertirse en objeto de estudio y ser conocidos por
cada educador. El respeto a estos periodos resulta esencial para un plan
pedagógico y contribuye a asegurar la higiene psíquica, la cual toma un doble
aspecto: terapéutico, que conduce a la normalización de los niños con
desviaciones; profiláctico o preventivo, para los niños normales o
equilibrados.
En
el pensamiento montessoriano, la adquisición de la paz debe convertirse en
objeto de una ciencia: la de la educación y la formación del hombre. La paz no
significa un periodo de calma posterior a otro de guerra. La verdadera paz es
un estado interior del alma, y exige una educación en particular. M. Montessori
se vuelve hacia el niño en el que funda sus esperanzas para una humanidad
pacifica, porque es el primero en quien se encuentra la llave de los enigmas de
la humanidad; el lleva en si una sensibilidad y potencialidades muy ricas. La
humanidad debe recurrir al niño para orientarse, para encontrar su camino
verdadero.
Una
sociedad en busca de la paz no somete al individuo, lo libera; no lo reduce, lo
eleva. Ella busco este objetivo al suprimir los castigos humillantes, en
particular los golpes, que van en contra de la dignidad humana. La estricta
obediencia a un adulto severo equivale a la esclavitud y debe sustituírsele por
una disciplina natural, un trabajo libre y espontaneo.
Un
niño que ama su medio ambiente, los seres que ahí viven; que encuentra alegría
y entusiasmo en el trabajo, lleva la esperanza de una humanidad y un porvenir
novedoso.
Aplicación del método Montessoriano
DimitriosYaglis Págs.93
- 106
La enseñanza secundaria: principio de aplicación
La juventud tendrá que disponer de la libertad suficiente
para actuar de acuerdo con su propia iniciativa. Para que la actuación
individual sea a la vez libre e inventiva, debe inscribirse dentro de ciertos
límites y someterse a ciertas reglas que le indiquen la mejor dirección.
Durante la adolescencia el principio de trabajo se concibe como una experiencia
fundamental en contacto con la
naturaleza y la super naturaleza y como un medio de adaptación social. Los
programas que ofrece la secundaria tiene como objetivo preparar al adolescente
para afrontar las dificultades prácticas de la existencia; pero cada programa
trae consigo el premio más grande de la cultura y de la formación general. El
hombre será maestro y no esclavo de las maquinas que ha fabricado.
Los
niños de mayor edad experimentan fuertemente la necesidad de una adaptación
social, gustan de sentirse fuertes e independientes; pero como seres en
evolución requieren también educadores que atiendan los campos físico,
biológico y psicológico. Los principios formulados para los niños de la escuela
maternal se recuperan en la enseñanza secundaria: la libertad educativa, la
independencia que se adquiere
gradualmente, la adaptación social, la utilización de un material que se
adapte a la enseñanza, la presencia de cierta autoridad.
M.
Montessori no hizo estudios ni
experiencias sistemáticas en la enseñanza de la secundaria, lo que le hubiera
permitido suministrar elementos detallados sobre la educación de los
adolescentes. La fe de M. Montessori en esta extrapolación alcanza a revelar
cierta contradicción entre su actitud y sus propias palabras. Ella declaro: los
principios que se aplican útilmente a todo el primer periodo no son los mismos
que se deben aplicar en el segundo. En cierto número de casos, la pedagogía
montessoriana fue propuesta en todas las clases de la escuela elemental, un
poco bajo la presión de los padres, presión que trascendió a la escuela
secundaria con el fin de evitar un cambio de método y de ritmo.
Los
principios de la libertad educativa, tal como M. Montessori los formulo, no son
ajenos a las tendencias actuales de la enseñanza secundaria. Respecto al
sentimiento de independencia, el estudiante aprenderá a estimar mejor el valor
del tiempo. Un trabajo así no retrasa los estudios, por el contrario ayuda a
intensificarlos. El principio del
trabajo productivo parece aplicarse mejor en la enseñanza técnica que en la
profesional.
La
contribución de la etnología, de la sociología y, sobre todo, del
psicoanálisis, constituyo en probar que el desarrollo del niño está
condicionado por la interacción de factores genéticos y ambientales y la
influencia de la personalidad del educador.
El
capricho y la fantasía infantiles En la escuela o en la familia, la educación
no puede pasar por alto el problema de la desobediencia, que guarda relación
directa con el capricho. La desobediencia es inherente a la falta de una
actividad libre y espontanea; el capricho, la expresión exterior de necesidades
insatisfechas. el responsable de la desobediencia será el adulto que no sabe
satisfacer las necesidades del niño.
La
educación debe satisfacer desde el principio
aquellas necesidades fundamentales de afecto, de seguridad y de
actividad, ya que no pertenecen a algunos periodos; se presentan durante toda
la infancia.
Las
clases de los niños de 4 a 6 años no se separan de las de aquellos que tienen
de 7 a 9 años, más que por un muro simbólico. La comunicación es fácil y
contribuye al logro de los objetivos sociales de la educación. Facilita el paso
de una clase a otra sin dificultades y da la posibilidad de pasar en forma
natural de la clase maternal al curso elemental.
El
juego educativo, su objetivo, despertar la curiosidad, la imaginación, la
capacidad gestual y, sobre todo, llevarlo por el buen camino que le hará llegar
a la adolescencia y a la vida adulta. El juego es realmente educativo, pero sin
que el niño tome consciencia de que se le enseña algo.
La
pedagogía montessoriana considera a cada individuo como sujeto singular. M. Montessori evidencio que el niño y el
adulto son psicológicamente diferentes, y la imposibilidad de que vivan en las
mismas condiciones. La educación se adapta a las distintas etapas de la
evolución: más sensorial en la primera etapa de la infancia, más moral en la
edad de la razón, más afectiva con el adolescente. La pedagogía montessoriana
se atiene a las diversas etapas del desarrollo.
M.
Montessori no trato la crisis de personalidad que se presenta de los tres a los
siete años. Estas lagunas son de carácter psicológico, M. Montessori, educadora
se interesaba más en la práctica. Se inclino más por una actitud moralizante
que psicológica. Tampoco contaba con una formación sociológica, lo que impedía
estudiar y comparar la influencia de los diferentes ambientes sociales.
M.
Montessori fue una educadora tan dinámica como autoritaria y ambiciosa. Propago
su sistema a nivel mundial, lo que le permitió no solamente despertar polémicas
sino también recibir elogios y ser objeto de admiración.
En
sus escritos M. Montessori jamás pareció vacilar ante las tesis opuestas.
Siempre pareció satisfecha de los resultados sorprendentes de su método y no
ceso, hasta su muerte, de hacer esfuerzos para propagarlo y sostenerlo bajo el
plan teórico.
Fichas de Resumen
Mónica María Cruz Hernández.
Tendencias Didácticas
Profesora: Elizabeth Rodríguez Hernández
2ºD
Matutino
TALLER
III
ACTIVIDAD
INDIVIDUAL
Actividad
2
07 de Mayo de 2013
La Educación natural
y el Medio
E.M. Standing
Pág. 5-97
De María Montessori
“Los Principios de
Montessori”
Se podría resumir el método Montessori diciendo que es un
método basado en el principio de libertad
en un medio preparado.
El método Montessori no es un sistema cerrado,
descubierto de una vez y para siempre, con el fin de ser aplicado
rutinariamente. Sigue creciendo como algo vivo, creciendo en profundidad,
riqueza y variedad. Los que lo estudiaron hace cuarenta años o más tiempo se
sorprenderían de encontrar cuánto más hay en el ahora que lo que había
entonces. Esto no sólo en lo que se refiere a la aplicación más amplia de sus
principios, sino también en cuanto a la profundidad de esos mismos principios.
Mientras más los estudiamos, más hay en ellos que estudiar.
Según la Dra. Montessori, es fundamental; incluso podemos
ir más lejos y expresarlo así: El niños se encuentra en un estado de
transformación continua e intensa, tanto corporal como mental, mientras que el
adulto ha alcanzado la norma de la especie.
Es importante que tengamos en mente esas transformaciones
físicas, es aún más importante recordar constantemente esas metamorfosis
psíquicas que se suceden una a otra en el desarrollo mental del niño.
El trabajo del niño difiere profundamente del que
desarrolla el adulto, por su naturaleza y por su finalidad. El trabajo del
adulto tiene una finalidad externa. La finalidad real de la actividad del niño
es algo más profundo, más vital, oculto; algo que brota de las profundidades
inconscientes de la personalidad del niño.
En la actividad del niño no puede existir división del
trabajo, porque su actividad tiene una finalidad interior. Es auto creadora, y
se dirige a construir el “hombre del futuro”, y por consiguiente debe ser
llevada a cabo enteramente por el propio niño. Nadie puedo ayudarlo. La Dra.
Montessori prefiere la palabra guía a
la de maestro, porque su ocupación no
consiste tanto en enseñar directamente como en dirigir la continua y espontanea
energía mental del niño hacia canales auto creadores.
En la casa y en la escuela, al adulto debe aprender a
respetar los esfuerzos del niño para lograr la independencia. Volverse
independiente en cualquier esfera significa poder hacer por sí mismo lo que
hasta ahora alguien tenía que hacer por uno.
El gran valor del material Montessori es que presenta al
niño la naturaleza del mundo exterior de un modo tan ordenado que ayuda a su
intelecto (que es el principio del orden en la mente) a reconocer, en destellos
de intuición, el orden del mundo exterior, haciéndolo, por lo tanto, una parte
de sí mismo.
El método Montessori, se basa en la creencia en esta
actividad espontanea del intelecto del niño. Parte de la hipótesis, verificada
en numerosas ocasiones, de que este intelecto infantil no cesará de actuar
espontáneamente cuando el mismo niño ingrese al jardín de niños Montessori.
Cada niño es un explorador innato. Desde el momento en
que abre los ojos por primera vez, están llenos de admiración. Para los niños
las cosas ordinarias de la vida están tan llenas de sorpresas que no pueden
comprender el significado de lo extraordinario.
Los grandes descubridores
son hombres que sistemáticamente coleccionan
información, que archivan y clasifican científicamente sus experiencias,
hombres que siempre están esforzándose por que lo nuevo encaje en lo viejo, lo
desconocido en lo que ya se conoce.
El propósito del material Montessori, especialmente el
material sensorial, no consiste tanto en
darle al niño nuevas impresiones como en dar orden a las impresiones que haya
recibido.
Al adiestrar a sus maestros la Dra. Montessori insiste
una y otra vez no sólo en el uso correcto del material sino, también en que el
maestro haga que la totalidad del ambiente del niño en la escuela Montessori se
mantenga escrupulosamente ordenado, con un lugar para cada cosa y cada cosa en
su lugar, ya que mediante este orden que encuentra a su alrededor se refuerza
el orden que alborea en la mente del niño.
Hablando de una manera general, los materiales didácticos
Montessori se han creado para que correspondan a estos periodos sensitivos y
para abastecer sus necesidades.
Uno de los principales periodos sensitivos, que se revela
durante los primeros años del niño, es una susceptibilidad especial para oír y
reproducir los sonidos del lenguaje oral. Es tan grande la capacidad que tiene
para las palabras en esta etapa que puede aprender dos o tres idiomas al mismo
tiempo sin ningún esfuerzo especial.
La Educación natural
y el Medio
E.M. Standing
Pág. 141-175
De María Montessori
“Montessori en Acción”
La
Dra. Montessori a menudo a menudo se expresaba de la siguiente manera: “Doy
conferencias y escrito libros, y así lo he hecho durante años, pero no se
divulgan. La gente piensa que exagero cuando les platico las cosas maravillosas
que los Nuevos Niños (como los han llamado con frecuencia9 hacen en mis
escuelas. Pero un buen día se deciden a ir a visitar una atentica escuela Montessori, y entonces
se convencen”.
Esta
es la razón por la que hemos dedicado una sección de este libro a la
descripción de lo que hemos visto y escuchado personalmente en diversas
escuelas Montessori de diferentes países.
Sin
embargo, no hay nada especial en estas descripciones. Las mismas cosas están sucediendo AHORA en
cantidad de países diferentes en todo el mundo y pueden verlas aquellos que se
tomen la molestia de buscarlas en los lugares adecuados.
LAS ACTIVIDADES MONTESSORI EN LOS MENORES DE CINCO AÑOS
La mayor parte de los incidentes que se describen en este
capítulo se registraron durante una serie no mayor de doce visitas a diversas
escuelas Montessori en Inglaterra, realizadas durante uno de los cursos de adiestramiento de la
Dra. Montessori. Estas observaciones se apuntaron sin embellecerlas, precisamente
mientras ocurrían. Este es un mérito, ya que a quienes las lean con criterio
les aclararán que en una escuela Montessori es esencialmente un lugar donde
constantemente suceden cosas. Según la propia definición de la Dra. Montessori,
es un lugar donde los niños “pueden vivir su propia vida libremente, de acuerdo
con sus propias leyes de desarrollo, no perturbados por la intervención de los
adultos “. El encanto y la sorpresa de
una escuela Montessori residen en el hecho de que es un lugar donde siempre
ocurre lo inesperado.
Cada día, cada hora, de hecho a cada momento sucede algo
imprevisto. Por esto la vida de un guía Montessori es tan diferente, por no
decir emocionante, de la de un maestro ordinario. Para él, igual que para los niños, con cada día
llega una nueva aventura, por que ni él ni los niños saben que va a suceder.
Las reacciones de los seres vivos, hasta los más bajos,
nunca se pueden vaticinar completamente, y mientras más altos nos elevemos en
la escala del ser más imprevisibles se vuelven.
De aquí que la vida de los niños libres en el medio ambiente preparado de la
escuela Montessori sea una nueva creación continuamente. De
hecho, con exactitud podría compararse a una obra de arte, y cada niño
sería un genio haciendo arte, ya que es a través del “trabajo” del niño, más
que nada, como la naturaleza logra su mayor obra de arte: el hombre.
LA PASION POR CONTAR
Muchos de los niños, especialmente los más pequeños
(alrededor de cuatro años de edad), muestran una pasión espontánea por contar,
que se revela de muchas maneras.
TREPAR POR LA ESCALERA DE NUMEROS
Cuando los niños
llegan a la etapa en que muestran un interés por lo números, son introducidos a
las varas de números. De ellas obtienen sus primeras ideas clara sobre el tema.
Se trata de diez varas de diversos largos, y cada vara representa un número del
uno al diez.
DEMOLICION ORDENADA
Solamente se deja libres a los niños es cuando se puede
observar adecuadamente el funcionamiento espontáneo de la inteligencia.
La Educación natural
y el Medio
Dimitrios yaglis Pág.
45-92
De María Montessori
“Análisis
de los principios educativos”
La pedagogía Montessoriana siempre se ha
apegado mucho al clima, al “ambiente” escolar. La importancia que Montessori le
dio se debe a que en él fundamenta toda su instrucción pedagógica.
Los medios familiar y escolar están
estrechamente relacionados con el desarrollo del niño.
El niño posee según Montessori, desde que
nace hasta la edad de cinco años, una fuerza interior que, aunque es de origen
espiritual, se manifiesta por un interés particular hacia los objetos del mundo
exterior. Así, el mundo de la materia constituye el principal medio de
formación del espíritu y de construcción de la inteligencia.
Montessori elaboró el material que mejor
corresponde a la situación (edad, necesidades, posibilidades) del niño, a las
proporciones de su cuerpo y a su estructura mental.
El conjunto de materiales educativos es, por
tanto, de gran capacidad formadora. El niño adquiere desde el principio
nociones elementales de tamaño, forma, color.
Montessori no ignoraba que la mejor educación
se realiza en contacto con el mundo real, que no excluyó de su sistema.
Los niños reciben percepciones globales de
sus medios familiar, escolar y social. Los “ejercicios de la vida practica” les
proporcionan también la posibilidad de tener una perspectiva sintética del
mundo. Pero es necesario reducir este mundo exterior a cualidades más simple,
al menos para los niños de la escuela maternal. Esto constituye una condición
necesaria para la formación de imágenes claras y concretas del mundo.
Los sentidos, centros nerviosos y músculos
constituyen un conjunto: el cuerpo, que debe estar al servicio de la
inteligencia y de toda la persona humana.
La educación sensorial, por tanto, se
encuentra estrechamente vinculada con la vida del cuerpo, pero también con la
del espíritu.
En realidad, no es el sistema montessoriano el
que fuerza a los niños a aprender. Son ellos mismos quienes adquieren la
posibilidad y manifiestan el deseo de aprender. Por tanto, no existe razón
alguna para no buscar su satisfacción.
El material educativo constituye
verdaderamente la base del sistema montessoriano. Pero no es ésta razón
suficiente para tacharlo de materialismo.
El espíritu no es pasivo: “absorbe”, asimila,
reacciona. La materia no es más que un medio que le ayuda; el material
educativo, el objeto con el que el espíritu se prueba, se ejercita y se afina.
Revela despierta las fuerzas interiores.
Constituye el soporte de la atención y permite al espíritu surgir y elevarse.
El niño dedicado a trabajar con intensa atención se forja un potencial
intelectual y espiritual preciso para su porvenir.
Por su actitud liberal o autoritaria, el
adulto desempeña un papel primordial en la educación; debido a esto, Montessori
propuso el problema de la libertad como principal noción de su sistema. Exhorto
a los padres y a los educadores a no encerrar al niño en una “prisión”, con el
pretexto de protegerlo porque es pequeño y débil; la sobreprotección asfixia la
energía vital. Por el contrario, se le debe dejar libre para absorber y
adquirir todo aquellos que sea útil en su vida psicológica. El niño se desarrolla
por sí mismo. A través de intervenciones discretas, la maestra puede aportarle
algunos conocimientos indispensables, que eviten acciones inútiles y preparar,
de esta manera, un ambiente escolar favorable.
Existe una estrecha relación entre libertad y
potencialidad. El niño no puede acceder a algunas actividades a menos que su
grado de madurez sea suficiente. Por tanto, la libertad está ligada, por un
lado, a un medio adaptado a las posibilidades y a las necesidades de los niños,
y por otro, a las cualidades de la maestra, que sabrá crear el clima que
permita la expansión de las capacidades naturales.
La intervención del adulto no pretende
resolver todos los problemas del niño, sino conducirlo a la independencia. El
educador debe guiar al niño para conquistar su independencia desee la primera
infancia, a partir del momento en que se le separa de su madre. El objeto de su
intervención no es ni imponer ni servir, sino atender a la autonomía, al menos
en forma relativa.
La disciplina y la libertad no constituyen
conceptos opuestos, por el contrario, se complementan.
Para Montessori “desde su nacimiento hasta
que cumple seis años, el niño no puede recibir influencias ni por ejemplo ni
por limitaciones exteriores. La naturaleza misma proporciona los fundamentos
del carácter. El niño no entiende la diferencia entre el bien y el mal; vive
alejado de la concepción moral adulta de la vida”. Sus actividades son elegidas
de manera espontanea, con el empuje de directivas interiores. Por medio de la
repetición, sus gestos y actos, incontrolables en el inicio, emergen a la
conciencia poco a poco.
Si el niño se acostumbra a trabajar según su
orden interior –noción que en el pensamiento montessoriano se identifica a
menudo con la disciplina interior-, enseguida accede al orden exterior, a la
calma, a la autodisciplina.
El niño rechaza la anarquía, lo mismo que
exige el orden. Para responder a esta aspiración, la autoridad protectora del
adulto es indispensable. Dicha autoridad no debe intervenir mientras el niño
trabaje con su concentración creadora, pero desde el principio la maestra debe
convertirse en la “guardiana y protectora del medio” y velas que éste sea
atractivo y permanezca ordenado. Además debe presentar el material y mostrar
cómo se utiliza. A medida que el niño comience a trabajar, su intervención será
cada vez más discreta.
La autoridad del adulto interviene también en
el dominio de la educación moral.
Cierta mezcla de libertad y de limitaciones
constituye lo que en la pedagogía montessoriana se llama libertad educativa.
Montessori jamás deseó la abolición del
maestro, ni la eliminación de su obra educativa. Sí exigió la elevación de su
papel: “La concepción de la libertad del niño, según la cual la función del
maestro debe eliminarse, es falsa. Las generaciones precedentes deben guiar y
ayudar a las nuevas. No se trata de suprimir al maestro, sino de transformar su
función”.
El concepto de “construcción” de la libertad
se concibe en la medida en que el individuo entra en contacto con el mundo
exterior.
La libertad como finalidad educativa
constituye una característica esencial del carácter humano y un ovejo esencial
de la educación.
La Educación natural
y el Medio
Dimitrios yaglis Pág.
93-106
De María Montessori
“Aplicación del Método Montessoriano”
Montessori insistió sobre el hecho de que los
principios educativos se fundamentan en la evolución de la psicología del niño,
la cual guarda una estrecha relación con la edad. De este modo, los principios
que se aplican a la segunda infancia no podrán transponerse posteriormente.
El principio de la libertad en los
adolescentes poco difiere del concerniente a los niños pequeños. La juventud
tendrá que disponer de libertad suficiente para actuar de acuerdo con su propia
iniciativa. Pero para que la acción individual sea la vez libre e inventiva, debe inscribirse
dentro de ciertos límites y someterse a ciertas reglas que le indiquen la mejor
dirección. Tanto el adolescente como el niño requieren cierta autoridad, sin
que ésta contradiga la noción de libertad. El adolescente y el niño necesitan
una guía discreta que favorezca la búsqueda y la iniciativa personales.
Montessori deseaba formar la personalidad no
sólo mediante la adquisición de conocimientos para una profesión determinada
sino, sobre todo, a través de una solida cultura general. “La educación debe
ser completa tanto para aquellos que se destinan a profesiones intelectuales
como para todos los demás, es decir, todos los hombres viven que en una época
marcada por el progreso de la ciencia y de sus aplicaciones.”
Los principios formulados para los niños de
la escuela maternal se recuperan en la enseñanza secundaria: la libertad
educativa, la independencia que se adquiere gradualmente, la adaptación social,
la utilización de un material que se adapte a la enseñanza, la presencia de
cierta autoridad, el trabajo que se realiza sin fatiga pero sin momentos de
recreación inútil. Todo esto se reconstruye a partir del sistema montessoriano
ya conocido.
Los principios de la libertad educativa, tal
como Montessori los formuló, no son ajenos a las tendencias actuales de la
enseñanza secundaria: se pueden citar en Francia, las materias optativas; la
actitud del profesor que desempeña el papel de guía al alentar, en el alumno,
el espíritu de iniciativa y de búsqueda personal.
La educadora italiana también deseo la
adaptación del ritmo de estudio al desarrollo del estudiante. A partir de este
principio se opuso a la repetición de cursos. En Francia, en la reforma de 1974
propuso que un alumno no repitiera todo un curso sino que avanzara a su ritmo
en cada disciplina.



No hay comentarios:
Publicar un comentario